Black Moustache

domingo, 25 de agosto de 2013

Capitulo 4: ¿Dónde esta Kidrauhl?

                                                                     

                                   Capítulo 4.

—Señorita, señorita— escuche una voz... ¿Cuándo fue que me dormí? Solo estaba mirando hacia la ventana hasta que el sueño me venció.

—Señorita, quiero comunicarle que se prepare en unos 15 minutos estaremos llegando a destino— dijo la azafata mientras me veía con esos ojos claros.

—Claro, claro muchas gracias— sonreí — ¿No ha visto al señor que me acompaña? — pregunte cuando note la ausencia de papá.

—Está en el cuarto de baño, no se sentía muy bien—
¿Cómo que no se sentía bien? ¿Qué era lo que estaba pasando?

— ¿Que le sucede? — pregunte un tanto... preocupada.

—Oh no tranquila, solo son nervios de viaje — sonrió ella provocándome tranquilidad.

—Oh está bien gracias— le devolví la sonrisa.

Mire hacia el pasillo, y observe cuántas personas había en el avión, una pareja de casados a mi derecha, eran jóvenes no más de 25 años. Seguramente estaban de luna de miel, porque se los veía tan acaramelados, sonriendo tomados de la mano justo como mama y papa hace unos años atrás, espero que su historia no termine con una hija y ellos divorciados. Oía a un bebé que lloraba justo delante de esa pareja, una madre soltera... Oh no esperen su esposo acaba de tomar al niño en sus brazos. Ella se levantó de su asiento y caminó por el pasillo para luego entrar al baño de damas. Detrás de la pareja de recién casados había un muchacho bastante guapo se podría decir, metido en su mundo, tenía auriculares puestos y miraba hacia la ventana. Lo observe más detalladamente, tenía el cabello rubio seguramente era gringo lo llevaba en punta, aun no podía ver sus ojos, su piel era un tanto pálida pero no demasiado, su nariz respingada y sus labios... eran finos y rosados. Creo que se percató de que yo lo estaba observando porque se giró y clavó los ojos en mí, si, unos ojos realmente hermosos color celestes pero no de los normales estos eran especiales unos ojos que nunca había visto eran celestes pero bastante claros, que le quedaban bien en su rostro. Tenía un lunar situado en un costado de su barbilla. Aun no dejaba de mirarme eso hizo que me ruborizara él sonrió, yo sonreí pero no bajamos la vista, el miro hacia su lado, un chico exactamente igual a él se sentó en el asiento vacío eran gemelos exactamente iguales, igual de perfectos solo que este tenía el lunar un poco más arriba que su hermano. Pero yo solo vi al primero, él había causado en mí una sensación difícil de entender

—Odio los aviones — dijo papá. No me había percatado de que él estaba allí.

— ¿Por qué?— trate de preguntar, creo que más bien lo balbuce.

—Aun no me acostumbro— río el— Estamos por llegar...

—Si lo sé— aun veía al chico así que no le estaba prestando mucha atención a la conversación que llevábamos.

Solo lo miraba, le sonreía y le "hacía ojitos" hasta que papá lo noto. Él se giró y miró al muchacho que parecía nervioso al sentir como mi padre le clavó los ojos.

—Será mejor que te gires— dijo de una manera tosca.

El gringo de ojos azules se dio la vuelta y se colocó en su postura original, mirando hacia la ventana, adopte un color rojo ladrillo en las mejillas, moría de vergüenza en ese mismo momento.

—No tenías que ser tan grosero papa— dije en un susurro que esperaba que el no pudiera oír.

— ¿Grosero? Eres mi nena — dijo él — Ahora prepárate el avión esta por aterrizar.

Ya estaban por abrir las puertas, estaba por pisar tierra extranjera. Hacía demasiado calor y más si llevas contigo una campera de esquimal, el clima allí en casa era demasiado frió, estábamos en invierno. Lentamente las personas comenzaron a bajar, estaba ansiosa por salir de allí adentro y poder respirar aire. Papá separó y me cedió la mano, la tome y me ayudó a levantarme, él iba adelante y yo a atrás. Una mano se posó en mi hombro, era el, el gringo de ojos azules.

—Hola— dijo él, tenía una perfecta sonrisa.

—Hola— le sonreí de la misma manera.

Papá estaba demasiado ocupada con las cosas como para poder vigilarme. Tomo mi mano. Wow son más rápidos ligando de lo que pensé, la abrió y colocó un papel en ella.

— ¿Te quedaras en la ciudad? — pregunto.

No podía dejar de observar sus ojos, mi mente estaba en blanco, mis 5 años de clases de inglés se habían esfumado ¿Cómo era posible que aquel chico me dejara sin habla?

—Si-sí, ¿y tú?— al fin logre decir una palabra.

—Si algún día quieres salir, solo llámame— sonrió él.

—Cla-claro me encantaría—

Él se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla y comenzó a caminar.

—Espera, aun no se tu nombre—

—Mi nombre es James, __— Sonrió, y se perdió entre las personas.

¿Cómo demonios sabía mi nombre? Eso es tan extraño, ¿Por qué es tan jodidamente atractivo y tan varonil? La primera persona que conozco y es un psicópata.

“Que bien los escoges __” dijo aquella vocecita en mi interior.

—TU, CALLATE!— grite, casi todas las personas que estaban allí me miraron raro, tal vez por el grito y el idioma diferente.

— ¿Qué sucede __? — preguntó papá, mientras me miraba con cara de preocupación.

—Oh, sí creo que el cambio de horario ya me está afectando— trate de reír.

Sin prestarle mucha atención, tomamos nuestras maletas y nos subimos al vehículo que nos venía a recoger, por alguna extraña razón, papa estaba nervioso se lo podía notar. Jugueteaba con sus manos y suspiraba a cada segundo
.
— ¿Sucede algo papá?—trate de hablar con él.

El silencio entre dos personas no me gusta, y esa era la razón por la cual quería entablar una conversación con él.

—Sí, todo está bien — me sonrió — a unas calles de aquí está la casa.

— ¿Es grande? —seguí hablando

—No, no tanto.

Ya no sabía que más decir, solo hice silencio. El auto, entro en uno de esos barrios de ricos, los cuales tienen rejas y tienes que vivir allí para poder entrar y me pregunte “¿Que rayos hacemos aquí?”
El auto paro frente a una casa bastante grande, sus paredes eran de color blanco, dos pisos, tejados color rojo ladrillo, muchas, muchas habitaciones por lo que se ve. Tenía una calle ancha que formaba un círculo frente a la casa, y en el centro una pequeña fuente que salpicaba agua.

—Hija, llegamos.

Baje del auto, creo que aún mantenía mi boca abierta por el asombro.

—PERO ESTO ES ENORME— casi grite mirando la casa que estaba frente a mí.

Ya habíamos llegado a la vendita casa que tanto tiempo espere ver. El “No, no tanto” era completamente mentira, como el “SOON” de Justin, es una mansión, como todas las demás.
Un hombre mayor de traje negro se nos acercó.

—Señor, es un gusto volver a verlo — le ofreció la mano, papa se la tomo con gusto.

— Tú debes ser __, tu padre habla siempre tanto de ti— me abrió los brazos y yo le respondí.

El señor, que se llamaba Anthony, por lo que me dijo mi papa tomo las maletas que había en el auto y las llevo hasta dentro de la casa.
Nuevamente me quede asombrada, la casa no solo era maravillosa por fuera, sino que también lo era por dentro. Muebles antiguos, colores pasteles, cuadros que debían valer una fortuna…
Una mujer, vestida con unos pantalones blancos y un saco del mismo color, nos esperaba sonriente allí adentro. Tenía el cabello rubio hasta los hombros, ojos grises, labios delgados y rosados.

—Tú eres __. Es un placer tenerte aquí— dijo ella abrazándome.

Aun no sabía quién era, pero me lo imaginaba, seguramente era María la esposa de papá… mejor dicho mi madrastra.

— ¿María? —pregunte una vez que me soltó.

—Si soy yo __ —sonrió — tu papá siempre habla mucho de ti.

—Lo sé— respondí de mala manera.

Pero no encuentro el motivo, no estaba enfadada con ella, no estaba resentida tampoco simplemente no sé porque hable de forma tan grosera.

—Lo siento, creo que el mal sueño me hace mal — trate de reír.

—Descuida cariño, te entiendo — le diré a la señora Hominton que lleve tus maletas a tu habitación, duerme un poco se te ve un poco cansada.

—De acuerdo, muchas gracias.

Estaba algo enfadada porque tenía mucho sueño, quería recorrer la casa y pasar tiempo con papa, pero ya habrá tiempo para eso.
Le di una rápida vista a mi habitación, morada, era bastante bonita.
Abrí la cama y me introduje en ella, en unos segundos ya había caído en un sueño profundo.

Narra Justin
—Pásame un poco de eso— me réferi al cigarrillo que tenía Lil Za

— ¿Estás seguro Bieber? Es un poco fuerte no creo que…—

—No pedí tu opinión, solo pásame el maldito cigarrillo— dije antes de que pudiera decir algo.

Lo tome y lo prendí, le di una larga bocanada. Podía sentir el humo dentro de mí, lo lance por la nariz, la droga estaba haciendo efecto, podía escuchar a las estúpidas fans gritando allí abajo en la entrada del hotel solo quería pedirle a los guardias que sacaran a todas de allí como sea pero que las saquen. Pero eso no se podía, o a menos que quisiera un regaño de parte de Scotter.
Todo me daba vueltas, la droga y el alcohol realmente estaban haciendo efecto.
Unas put*s entraron por la puerta, vestidas tan provocativamente que con solo verlas lograban una leve erección en mí. Llame a una de ellas, era morena de cabello castaño y ojos oscuros, quería coj*rmela ahora mismo, pero sabía que no era lo apropiado, lo último que recuerdo es que entramos a la habitación, la droga y la cerveza se habían apropiado de mi cuerpo.